Ensayo a C.G.Jung


 



ENSAYO SOBRE C.G. JUNG


“…El péndulo de la mente humana
oscila entre el sentido y el sinsentido
y no entre lo bueno y lo malo…”
C. G JUNG


INTRODUCCIÓN

Hablar de la teoría “Jungiana “es hablar de una aproximación aventurada y compleja de la psique humana; esta disciplina particular, parte de una aproximación a la semiología de la mente desde un entramado sistema teórico que en muchos casos ha de verse inexpugnable y distante. No menos distante e inexpugnable que su creador a quien han tildado -siempre desde la ignorancia y el temor- de brujo, mago, hasta Nazi.

Jung, como veremos en las páginas posteriores emerge de un espíritu de la época y de un núcleo familiar que le determina su abordaje y concepción de la psique, pero que luego trasciende por sus ideas revolucionarias lo que termina por llevarle geográficamente a rincones tan remotos como Asia central, y teóricamente a ser un discípulo que critica y se revela a su maestro Freud.

Carl Gustav Jung (1875-1961), el psiquiatra de Zürich, fue un futurista en tanto que tiene aportes significativos al ser humano de nuestra época. El mundo está descubriendo a Jung. No siempre el interés conecta con lo más sólido de su investigación, sino con especulaciones que las corrientes esotéricas aprovechan superficialmente. Atención seria se está dando a lo que Jung tiene que decir, en esta edad de incertidumbre y agitación, sobre la experiencia religiosa universal, sobre el proceso de individuación que conecta al hombre con su dimensión transpersonal, antropológica, sobre el lenguaje simbólico, sobre la imaginación, sobre terapias vivenciales.


I. BIOGRAFÍA:
Jung nace el 26 de Julio de 1875, en Kesswil, Suiza, el hijo de un clérigo protestante, y con otros siete en su familia, Jung desarrolló durante su solitaria niñez una inclinación para soñar y fantasear que influenciaron en gran medida su trabajo de adulto.
Cuentan los historiadores que Jung era hijo de un Clérigo que no creía en su trabajo y de una madre que sufría lo que para la época era tildado como posesiones demoníacas.
Jung, llega a estudiar medicina por razones económicas en su familia, gente de clase modesta no existían los recursos para soportar estudios de filosofía o letras, carreras que le interesaban al joven Carl Gustav Jung, Así llega a estudiar medicina.
Después de graduarse en 1902 en las universidades de Basilea y de Zurich, primero de médico y luego de psiquiatra, con un profundo conocimiento en Biología, Zoología, Paleontología, y Arqueología, carreras que estudiaba en paralelo, comenzó su trabajo sobre el Test de Asociación de palabras, ya desarrollado por Wundt, pero llevado al ámbito únicamente psicológico, desprendiéndolo de lo psicofísico y en el cual las respuestas de un paciente a las palabras estímulo revelaron lo que llamó Jung con el término Complejos, definiendo a éstos como ideas o representaciones afectivamente cargadas y autónomas de la Psique consciente, palabra que se ha desvirtuado en cuanto a su definición al llegar a ser a ser universal.
Si bien el trabajo de Jung inicia con el estudio de los pacientes psicóticos en la clínica de Leipsit -lugar donde también trabajara Rorshach-, dichos estudios le conectan con la psicología de Freud, así es que en el año 1907 conoce en persona a Sigmund Freud, con quien mantenía fluida correspondencia.
Se ha planteado que la relación de Freud y Jung era una relación de maestro a discípulo, pero también es posible ver como aparentemente era un encuentro de visiones que convergen y divergen, cuyo único punto de encuentro posible era el estudio del inconsciente, es así que ambos autores participan de múltiples encuentro y publicaciones como la revista “La Psicología del Inconsciente” (1912-1916).
Se separa de la postura Freudiana a partir de una divergencia nunca aclarada suficientemente por los historiadores, mientras ambos estaban dictando unas conferencias en la Universidad de Clark; luego de esto publica en la mencionada revista el articulo “ transformaciones y símbolos de la libido”, donde es evidente la separación de las teorías Freudianas. Jung declaró su independencia de la estrecha interpretación sexual de Freud con respecto a la libido mostrando los paralelos cercanos entre los mitos antiguos y las fantasías psicoticas y explicando la motivación humana en términos de una energía creativa más grande (elan vitae). Renunció a la presidencia de la Sociedad Psicoanalítica Internacional y fundó su Escuela, llevado por otros colegas, pacientes y amigos, ya que Jung era contrario a la formación de escuelas y discípulos. Se vio obligado a utilizar el nombre de Psicología Analítica, elegido apresuradamente, por cuanto el que quería poner a su Escuela, era el de Psicología Compleja, término ya acuñado por Pierre Janet.
En 1921 publicó un trabajo importante, “los tipos psicológicos”, en el cual se ocupó del vínculo entre el consciente y el inconsciente, proponiendo los tipos de personalidad ahora bien conocidos, extroversión e introversión.
Durante sus 50 años restantes Jung desarrolló sus teorías, trazando un amplio conocimiento de la mitología (trabajos en colaboración con Kerensky) y la Historia; recorriendo diversas culturas entre ellas Méjico, Asia, la India, y Kenia.
Jung escribió voluminosamente, especialmente en metodología analítica y los lazos entre la Psicoterapia y la creencia religiosa. Se interesó mucho en la Sincronicidad, la Alquimia y los estados alterados de conciencia, a punto que creó el método de imaginación activa, que surgió en el luego de la ruptura con Freud, mientras escribía el críptico libro Rojo. Murió de junio el 6 de 1961, en Kusnacht.

II. TEORIA JUNGIANA

Jung demuestra que su teoría no es causalista como la de Freud ni Teológicofinalista como la de Adler, para él la vida es causal y finalista en si misma.

“... La vida es el punto de apoyo para la verdad del espíritu”. C. G. Jung

Jung mantuvo el interés por la interpretación de los sueños y por "lo inconsciente" en la persona, pero rompió con el método del psicoanálisis de Freud basado en la existencia de un inconsciente en la mente humana marcado por traumas sexuales reprimidos que serían la causa de todas las neurosis para establecer un sistema nuevo al que denominó "Psicología Compleja" y tiempo después, ya de forma definitiva, "Psicología Analítica". Para Jung la neurosis es la opresión de uno de los polos de la personalidad a favor del otro polo – Extraversión y la Introversión-.

Para Jung la libido es la portadora de la energía anímica y no es sexual como la plantea Freud, es para Jung una unidad dinámica que pasa por res fases en la vida anímica de la persona: una fase pre-sexual, los dos primeros años de vida; una fase pre-puberal de los 2 años a la pubertad y una fase de madurez en la edad adulta.

Jung, hace una distinción entre las sensaciones personales y los pensamientos inconscientes, o reprimidos desarrollados durante la vida de un individuo, y lo que denominó inconsciente colectivo, sensaciones, pensamientos, y memorias compartidas por toda la humanidad.

Esta distinción pasa a configurar lo que posteriormente denomina la Persona – mascara- o cara visible de lo consciente donde emanan elementos inconscientes y la esencia que le subyace que esta detrás y que es el ser en realidad.

Para Jung la vida y el transcurrir de los eventos en la vida, son una situación pendular entre dolor y placer, la vida es un transcurrir temporal que se moviliza entre ambas.

El inconsciente colectivo, según Jung, se compone de lo que él denominó, tomando de Platón "arquetipos" o imágenes primordiales. Éstos corresponden a las experiencias de la Humanidad típicas como enfrentar la muerte o elegir un compañero; Jung encontró su manifestación simbólica en las grandes religiones, mitos, cuentos de hadas, fantasías y la Alquimia, en especial la obra de Paracelso y Picco della Mirandola.

El Anima es tanto un Complejo Personal como una imagen arquetípica de la mujer en la Psique masculina, es un factor inconciente encarnado en cada niño y niña, siendo responsable del mecanismo de proyección subsecuente.

Cada madre y cada amada esta obligada a convertirse en portadora y encarnación de esta imagen omnipresente y eterna, que corresponde a la realidad mas profunda de un hombre. A él le pertenece esta peligrosa imagen de Mujer; ella representa la lealtad, a la cual el debe a veces renunciar en beneficio de la vida; ella es la muy necesaria compensación por los riesgos, esfuerzos, sacrificios que terminan en desilusión; ella es el consuelo de todas las amarguras de la vida, y, al mismo tiempo, es la gran ilusionista, la seductora, que lo arroja a la vida con su Maya y no solo a los aspectos razonables y útiles de la vida, sino a sus terribles paradojas y ambivalencias donde el bien y el mal, el éxito y la ruina, la esperanza y la desesperación, se contrapesan entre si. Ya que ella constituye su mayor peligro, ella exige lo mejor del hombre, y si el lo posee, ella lo recibirá.

El Hombre es totalmente fiel a su ánima, la cual se termina de conformar en su adolescencia, (en Jung el período pre y puberal propiamente dicho).

Esto no significa que sea fiel aún externamente, sino mas bien a la imago interiorizada que depositará en cada mujer que pueda, por algún motivo hacerse sentir como " soporte de proyección".

El ánima no es el alma en el sentido dogmático, no un “anima rationalis”, como concepto filosófico, sino un arquetipo natural que resume satisfactoriamente todas las afirmaciones del inconsciente, de la mente primitiva, de la historia del lenguaje y la religión; es siempre el elemento a priori en los estados de ánimo, reacciones, impulsos y en cualquier otra cosa espontánea de la vida psíquica [de un hombre]".

El ánima, intensifica, exagera, falsea y mitologiza todas las relaciones emocionales con su trabajo, y con otras personas de ambos sexos. Las fantasías y embrollos resultantes son obra suya. Cuando el ánima está fuertemente constelada, debilita el carácter del hombre volviéndolo quisquilloso, irritable, caprichoso, celoso, vanidoso e inadaptado.

La identidad con la persona conduce automáticamente a una identidad inconsciente con el ánima porque, cuando el ego no esta diferenciado de la persona, no puede tener una relación consciente con los procesos inconscientes. Por lo tanto, en estos procesos, es idéntico a ellas. Cualquiera que desempeñe su rol externo como si mismo, sucumbirá infaliblemente a los procesos internos; frustrara su rol externo por una absoluta necesidad interna o la reducirá a niveles absurdos, por medio de un proceso de enantiodromía. Ya no puede seguir por su camino individual, y su vida tropieza.

La mujer es compensada con un elemento masculino, y por lo tanto, su inconsciente tiene, un sello masculino. Esto resulta en una considerable diferencia psicológica entre el hombre y la mujer, y por consiguiente, es llamado “ánimus” – que significa mente o espíritu – al factor proyectivo en la mujer, el ánimus corresponde al Logos paterno, así como el ánima corresponde al Eros materno.

El ánimus es el depósito, de todas las experiencias ancestrales de hombre que tiene la mujer – y no solo eso, también es un ser creador y pro-creador, no en el sentido de la creatividad masculina, sino en cuanto a que genera la palabra espermática, la semilla del acto.

Mientras el ánima del hombre funciona como su alma, el Ánimus de la mujer se parece mas a una mente inconsciente. Se manifiesta negativamente en ideas fijas, opiniones colectivas e inconscientes suposiciones a priori que reclaman ser verdades absolutas. En una mujer que se identifica con el ánimus (poseída por el ánimus), Eros generalmente está en segundo lugar con respecto a Logos.

Una mujer poseída por el Ánimus está "siempre en peligro de perder su feminidad".
No importa cuan amistoso y complaciente sea el Eros de una mujer, ninguna lógica puede estremecerla si está dominada por el ánimus -un hombre- no se da cuenta que esta situación altamente dramática llegaría instantáneamente a un final banal y aburrido si èl abandonara el campo, dejando a esta mujer seguir la batalla. Al hombre, rara vez o nunca se le ocurre esta idea, porque ningún hombre puede conversar con un ánimus sin convertirse en víctima de su propia ánima.

Al igual que el ánima, el ánimus también tiene un aspecto positivo. A través de la figura del padre, expresa no sólo opiniones convencionales, sino también lo que llamamos "espíritu", ideas filosóficas o religiosas en particular, o màs bien la actitud resultante de ellas. Así, el ánimus es un “psicopompo”, un mediador entre lo consciente y lo inconsciente y la personificación de este último.

Al igual que el ánima, el ánimus es un amante celoso. Es hábil para poner, en lugar del hombre real, una opinión sobre él, asunto sumamente discutible que nunca se somete a críticas. Las opiniones del ánimus son invariablemente colectivas y pasan por encima de los individuos y los juicios individuales, exactamente de la misma manera en que el ánima introduce sus prejuicios emocionales y proyecciones entre marido y mujer.


Jung encuentra que los arquetipos son sistemas de aptitud para la acción y, al mismo tiempo, imágenes y emociones. Se heredan con la estructura cerebral, en verdad, son su aspecto psíquico. Por un lado, representan un conservatismo instintivo muy fuerte, y por otro, constituyen el medio más eficaz concebible para la adaptación instintiva. Así que son, esencialmente, la parte infernal de la psique, aquella parte a través de la cual la psique se une a la naturaleza.

No se trata de ideas heredadas, sino de posibilidades de ideas heredadas. Tampoco son adquisiciones individuales sino, principalmente, comunes a todos, como puede deducirse de su presencia universal.

Los arquetipos se presentan como ideas e imágenes, al igual que todo lo que se convierte en contenido consciente.

Los arquetipos son por definición, factores y motivos que ordenan los elementos psíquicos en ciertas imágenes, caracterizadas como arquetípicas, pero de tal forma que sólo se pueden reconocer por los efectos que producen.

No podemos liberarnos legítimamente de nuestras bases arquetípicas a menos que estemos dispuestos a pagar el precio de una neurosis, tal como no podemos deshacernos de nuestro cuerpo y sus órganos sin cometer suicidio. Si no podemos negar los arquetipos o neutralizarlos de otro modo, nos vemos enfrentados, en cada nueva etapa de diferenciación de la conciencia a la cual aspira la civilización, a la tarea de encontrar una nueva interpretación apropiada para esa etapa, a fin de conectar la vida del pasado que aún existe en nosotros con la vida del presente que amenaza con escaparse.

Para Jung, un complejo, es la imagen de cierta situación psíquica que tiene un fuerte acento emocional y que además es incompatible con la actitud normal de la conciencia.

La “vía regia al inconsciente” no es el sueño, como pensó Freud, sino el complejo, arquitecto de los sueños y los síntomas. Esta vía tampoco es tan "real", ya que el camino señalado por el complejo es más bien un sendero escabroso y extremadamente tortuoso.
Los complejos interfieren con las intenciones de la voluntad y perturban la actuación consciente; producen alteraciones de la memoria y bloqueos en el flujo de asociaciones; aparecen y desaparecen según sus propias leyes; pueden obsesionar temporalmente la conciencia o influir de manera inconsciente sobre el lenguaje y la acción; en resumen, los complejos se comportan como seres independientes.

Los complejos son de hecho "astillas de la psique". La etiología de su origen es frecuentemente un trauma, un shock emocional o algo parecido que provoca una fractura de la psique; ciertamente, una de las causas más comunes, es el conflicto moral, que finalmente deriva de la aparente imposibilidad de afirmar la totalidad de nuestra naturaleza.

Los complejos son puntos focales o nodales de la vida psíquica, de los cuales no podemos prescindir; en efecto, no deben faltar, ya que de otro modo, la actividad psíquica llegaría a una paralización fatal.

Tener complejos, no significa en sí neurosis y el hecho de que sean dolorosos no es una prueba de alteración patológica. El sufrimiento no es una enfermedad; es el polo opuesto normal de la felicidad; un complejo se vuelve patológico sólo cuando pensamos que no lo tenemos.

El inconciente colectivo contiene toda la herencia espiritual de la evolución de la humanidad, que nace nuevamente en la estructura cerebral de cada individuo.

De acuerdo a la definición de Gerhard Adler, Primer Presidente de la Asociación Internacional de Psicología Analítica: “…el Inconsciente colectivo es como la arena que rodea a un inmenso océano y en cada generación se van depositando nuevas capas…”
El Mandala o Círculo mágico de Mandala (Sanskrit). En Jung, el símbolo del centro, de la meta, o del uno mismo como totalidad psíquica; uno mismo-representación de un proceso psíquico del centro; producción de un nuevo centro de la personalidad. Esto es representado simbólicamente por el círculo, el cuadrado, o la "cuaternidad ", por los arreglos simétricos del número cuatro y sus múltiplos.

En el yoga lamaísta y el Tántrico, el mandala es un instrumento de contemplación (yantra), de asiento y lugar de nacimiento de los dioses.

Para Jung, Mándala significa un círculo, más especialmente un círculo mágico, y esta forma de símbolo que debe ser encontrado no solamente en nosotros; nuestro interior sino también en el exterior. De esta premisa basa su libro " Sobre cosas que se ven en el cielo ", donde indica la necesidad arquetipal de proyectar afuera el mándala que llevamos dentro. Esto no es más que el Dios interior que suele manifestarse en un proceso de cambio.

Los mandalas se encuentran en la edad media. Si bien existen en todas las edades por ser u producto arquetipal del Ser Humano.

Los específicamente cristianos vienen de las edades medias anteriores. La mayoría de ellos demuestran a Cristo en el centro, con los cuatro evangelistas, o sus símbolos, en los puntos cardinales. Corroboración astrológica, área en la cual Jung también se interesó







III. PRINCIPIOS Y METODOS DE LA TERAPIA JUNGIANA:
Aunque los efectos del ánima y del “ánimus” pueden hacerse conscientes, estos misterios son factores que trascienden la conciencia y están fuera del alcance de la percepción y de la voluntad; en consecuencia, siguen siendo autónomos a pesar de la integración de sus contenidos, y por esta razón deben ser tomados en cuenta constantemente.

Lograr esta meta permite liberar al ego de todos sus embrollos con la colectividad y el inconsciente colectivo. A través de este proceso, el ánima pierde el poder demoníaco de un complejo autónomo; ya no puede ejercer el poder de posesión, puesto que ha sido privada de el. Ya no es la guardiana de tesoros desconocidos; ya no es Kundri, el Mensajero demoníaco del Grial, mitad divino y mitad animal; el alma ya no se puede llamar "Alma", sino función psicológica de naturaleza intuitiva, similar a la que los hombres primitivos quieren decir con "Fue al bosque a hablar con los espíritus" o "Mi serpiente habló conmigo", o, en el lenguaje mitológico de la infancia, "Un pajarito me conto"

La técnica de llegar a vivir en armonía con el ánimus es, en principio, la misma que en el caso del ánima; solo que aquí la mujer debe aprender a criticar y a reservarse sus opiniones; no para reprimirlas, sino que, al investigar sus orígenes, para penetrar mas profundamente en el cimiento, donde entonces descubrirá las imágenes primordiales, tal como lo hace el hombre en sus relaciones con el ánima.

Los complejos obviamente representan cierta inferioridad en el más amplio sentido; pero tener complejos no indica necesariamente una inferioridad; sólo significa que existe algo discordante, no asimilado y antagónico, que puede ser un obstáculo, pero también un incentivo para esforzarse más y así, quizá abrir nuevas posibilidades de realización. Un complejo sólo se puede vencer, viviéndolo completamente. En otras palabras, si hemos de evolucionar más, debemos atraer hacia nosotros y beber de una lo que hemos mantenido a distancia debido a nuestros complejos

El inconciente colectivo parece estar constituido por motivos mitológicos o imágenes primordiales, razón por la cual los mitos de todas las naciones son sus verdaderos exponentes. De hecho, toda la mitología puede considerarse una especie de proyección del inconciente colectivo; por lo tanto, podemos estudiar el inconciente colectivo de dos maneras: en la mitología o en el análisis del individuo.

La terapia lleva a procurar una constitución del ser que emerge de una conciencia que ya no está aprisionada en el pequeño y extremadamente sensible mundo personal del yo, sino que participa libremente en el mundo más amplio de los intereses objetivos. Esta conciencia ampliada, ya no es ese quisquilloso y egoísta conjunto de deseos, miedos, esperanzas y ambiciones personales que siempre debe ser compensado o corregido por las contratendencias inconcientes; más bien, es una función de relación con el mundo de los objetos, que conduce al individuo a una comunión absoluta, valedera e indisoluble con el mundo en general, es un proceso de individuación.

En cuanto a la intervención, la terapia Jungiana, promueve la comprensión de las tendencias que se hallan en la base del síntoma, de donde se descomponen y amplifican, los elementos de la geografía del inconsciente. Por otra parte se exponen la importancia de la fantasía del paciente, ayudando al paciente neurótico a concentrar su atención intencionada en su propia vida interior, es por eso que la imaginación focalizada se erige en torno al devenir de los complejos y las imágenes arquetipales, las cuales pueblan la psique y componen sendos entramados internos.

La psicoterapia Jungiana y el análisis profundo del inconsciente emplea la identificación de los arquetipos y los complejos por la ia de la aproximación desarrollista y la comprensión de las imágenes arquetipales, para ello es menester de los analista el trabajo con la historia personal de vida, el trabajo con los sueños y los roles que juega el paciente en tanto que se asume en una acción autoconstructora, liberadora -con asistencia del terapeuta- e individualizante.

Para la exploración del continente psíquico y la amplificación focalizada se emplean la dinámica de la libre asociación de ideas, el análisis en detalle de los síntomas, el análisis anamnesico y la aproximación del inconsciente en cuanto a los sueños y fantasías.

Se procura que el paciente se haga consciente de su mundo interior, comprenda la dinámica que le subyace, que explore finamente los síntomas presentes – razón por la cual pueden trabajar con pacientes psicóticos activos – que comprenda el núcleo y la energía que le moviliza para identificar la disonancia y el complejo, restándole poder por la vía de una disciplina personal de auto-conservación.

En su aplicación a la práctica psicoterapéutica una de las características centrales y diferenciadoras de la terapia Junguiana es que en los conflictos neuróticos no se contenta con aliviar solamente los síntomas, también busca prevenir su recurrencia resolviendo lo que denomina "deficiencias profundas", a saber: falta de conocimiento propio, dudas sobre el sentido de la vida y carencia de orientación espiritual.












IV. IDEOLOGIA Y ETICA QUE LE SUBYACE:
En principio si hablamos de ideología como sistema de ideas y meta-estructura social, génesis las actividades de los humanos en sociedad, encontramos que Jung y por ende su pensamiento, es un producto social, es una emergencia de la cultura de principios del siglo XX, razón por la cual se encuentra en la necesidad de incorporar la técnica y la práctica analítica en torno a un sistema de principios de siglo, donde existe la necesidad de separarse de la filosofía y de la magia, de allí el estudio de las asociaciones a través de un test de asociación de palabras previamente elaborado por Wunt, el estudio del método analítico, al cual dedica el grueso de su obra escrita. De allí se desprende que Jung aun cuando a finales de su vida entrara en sistemas de creencias y manejos simbólicos de complejidad casi esotérica, fundamentara su psicoterapia en un manejo positivista evidente en el paradigma médico de reducción de los síntomas por la vía del tratamiento e hiciera énfasis en las capacidades de la semiología como marco de referencia para el diagnóstico, entre otras cosas, de los tipos psicológicos.

Jung, como psiquiatra, tuvo como interés primordial la asistencia del paciente en situación, donde dicha situación está dada por la condición de necesidad de reducción del displacer. Dicha reducción aparece en el momento en que se comienza a explorar de manera profunda los síntomas y la actuación de los complejos en el mundo psíquico.

Por otra parte, Jung, como todo hombre de ciencia, está marcado por sus creencias particulares; en tal sentido entenderíamos el hacer ciencia o producir teorías en torno al inconsciente, no escapa de la aclaratoria de que la objetividad de la apreciación parte de la confluencia de las intersubjetividades, es decir, que como todo método clínico, la apreciación de la semiología que dibuja la actuación del arquetipo y el dominio de los complejos en el paciente, pasa por el ojo clínico del terapeuta. A este respecto Jung si bien plantea que la relación paciente-terapeuta es una relación en paralelo, compuesta por el concurso de la máscara y el ser en tanto que la máscara es el propio rol de cada uno de los actores en la díada terapéutica y la exploración del ser que habita en el continente psíquico inconsciente, se hace por la conexión del inconsciente de ambos actores. También plantea, la necesaria participación activa del terapeuta en su propia exploración personal a través de la psicoterapia como herramienta auxiliar a su propio proceso como terapeuta. En otras palabras, para Jung, todo terapeuta debe ser terapeuta y paciente con el fin de ampliar la posibilidad de observación.

Signado por los terrenos en los cuales Jung se sumerge a finales de su producción literaria y teórica, terrenos que comprenden creencias mágicas, imágenes arquetipales, cuentos de hadas, alquimia, y demás producciones culturales que para él son expresiones del inconsciente colectivo, razón por la cual se desplaza a México, la India y Asia. Es éticamente cuestionado merced de la incapacidad de observar directamente para su época, algunos elementos que él plantea. Entre estos elementos está que el recinto natural de ese inconsciente colectivo que deriva de la herencia, es alguna estructura neurológica, o alguna estructura del organismo, para la cual en aquel momento no existían formas de aproximarse. En este sentido, Jung se antepone a la aparición del genoma humano como carga de información genética que sólo a finales del siglo XX, es demostrado científicamente.

Dentro del tema ético también encontramos que Jung es vinculado con creencias religiosas y con expresiones del simbolismo religioso que en muchas formas son interpretaciones ligeras de toda su teoría; así Jung es vinculado con el satanismo, la magia, la brujería y expresiones mágico-religiosas de diversa índole, como basamento teórico que comprueba la veracidad de dicha creencia, lo que nos indica que este manejo anula la concepción de la religión, que en las propias palabras de Jung eran la propia necesidad del hombre de explicar su entorno; y tener una idea de trascendencia que disminuya el dolor de la travesía por la vida y que aliviara las manifestaciones de angustia y descontrol del ser humano.



Jung en una fase de su vida, que aún no nos queda muy clara; continúa trabajando bajo el dominio del Tercer Reich, y algunos han de denominarlo el Cristo Ario. No queda claro si tiene que ver con la divergencia teórica con Freud, el cual era partidario de las tendencias de la religiosidad y de la cultura judía, o por su actividad durante el dominio Nazi.

En cuanto a la terapéutica, la ética del analista jungiano es cuestionada en tanto que se aproxima al complejo por canales muy complicados (como dignos herederos de Jung), tales como el manejo de los sueños, la construcción de archivos de imágenes arquetipales, y el análisis de cuentos de hadas.

El paciente, para el análisis profundo junguiano, participa de un rol activo en la visión de su funcionamiento intrapsíquico, de modo que es responsabilidad del individuo asumir el camino hacia el inconsciente en compañía del terapeuta, el cual no se expone ni se presenta como un sujeto dador y conocedor de las psiques del paciente, sino más bien como un vehículo para obtener una mirada clara y transparente de la actuación de los complejos, de las disonancias y de los arquetipos. De allí que Jung dijera “ El espíritu que arrastra al Ser Humano fuera de la vida, buscando completarse solo en si mismo es un falso espíritu, aunque es al Ser Humano a quien hay que culpar, ya que él puede elegir si entregarse a éste espíritu o no…”

IV CRÍTICAS:

La crítica a Jung y a la corriente junguiana debe iniciarse a partir de la incapacidad que dicha corriente ha tenido para proyectar una visión transparente del concepto de hombre motivo de su intervención. Es así que no quedan del todo claras las formas en que se configura el universo intrapsíquico del sujeto, y no pareciera existir una única forma de expresión del aparato psíquico en sus componentes primarios; en consecuencia, es apreciable que pueden existir tantos complejos como experiencias traumáticas haya tenido el hombre en su historia de vida, así como la emergencia del arquetipo desde el inconsciente colectivo, como una salida a un problema, a una situación o a un evento que supera el inconsciente personal estará matizada de los contenidos culturales de la persona, pudiendo observarse múltiples caras de una misma imagen arquetipal.

Es motivo de crítica también la afinidad de ciertas corrientes religiosas y ciertas corrientes esotéricas a los grupos de trabajo y los círculos de estudio junguianos, como ya hemos expresado en el apartado de la ética.

No queda claro, a pesar de la prolijidad de la obra literaria de Jung como es que él concibe la labor terapéutica del analista junguiano; vacío que toma cuerpo en la multiplicidad de ramificaciones que tienen las disciplinas del mundo, claro está, que si tomamos en cuenta las palabras del propio Jung, es menester de cada terapeuta, así como tarea de cada paciente encontrar la vía más expedita al inconsciente.




...Es altamente sensato...dejar en claro la primacía de la Psique, ya que esa es la única cosa que la vida no deja en claro para nosotros…” C. G. JUNG

Sergio Yépez Santiago
Psicologo - Psicoterapeuta

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